Nuestra salud mental es importante para un buen manejo de nuestra cotidianeidad, ya que de ella depende nuestra capacidad para tomar decisiones y enfrentar problemas, tener buenas relaciones personales y laborales, así como de hacer planes a futuro y disfrutar de las actividades que nos interesan.
Además, hoy está comprobado científicamente que aquello que pensamos, sentimos y nuestra forma de percibir el mundo, tendrá un impacto no solo en nuestra salud mental sino también en nuestra salud física.
Consultar con un profesional calificado será de suma importancia para atender dificultades emocionales, cognitivas y/o relacionales de forma adecuada. El profesional se basará en su experiencia y en su formación científica para brindar las herramientas necesarias para mejorar los niveles de bienestar del paciente.
El desarrollo de un proceso de atención psicológica dependerá del motivo de consulta y de las expectativas de la persona consultante. Esto se determinará en la primera consulta, pero podrá reformularse en cualquier etapa del proceso.
Como se explica en el párrafo anterior, en la primera consulta se intentará determinar qué es lo que lo lleva a consultar y se profundizará en aspectos tales como cuándo comenzó el problema, el grado de urgencia, sentimientos y emociones relacionados y cómo esto ha impactado en la vida del paciente. En ocasiones el motivo es claro, pero a menudo es necesario ayudar a la persona a clarificar sus objetivos.
En este primer encuentro también se establecerán las bases de la relación terapeuta-paciente y se explicitarán las expectativas de la persona que consulta.
Por último, se hará hincapié en aspectos importantes del encuadre (días y horarios de consulta, honorarios, política de cancelaciones, etc) y en conjunto se acordará cómo será el desarrollo de los siguientes encuentros.
Dependiendo del motivo de consulta se optará por alguna de las siguientes modalidades: